Buenas noches estrellitas azules, semana santa ya está aquí, es decir... ¡podré dormir! Al menos durante unos días, necesito recuperar fuerzas.
Los profesores creen que los alumnos solo hacen su asignatura, así que estoy llena de trabajos, quiero morir (?) Pero antes de esto, vine con un nuevo capítulo de WOTW. Este es súper decisivo, así que estad atentos a cada palabra que leáis.
Disfrutadlo~
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Si quieres leer, dale a...
CAPÍTULO 6
El día de la operación había llegado.
Jinmyung decidió que distraerse era lo mejor, tanto para su cuerpo como para su
mente. Necesitaba estar animada, seguir viendo las cosas como lo había hecho
hasta ese momento. Estaban a viernes, y comenzaba a nevar de nuevo. El frío se
colaba por debajo de la ventana, moviendo el borde de las cortinas, y a pesar
de que las ramas de los árboles que había en el patio del hospital empezaban a
quedar blancas, continuaba viéndose el sol brillar en lo alto del cielo. Una
lástima que a las cinco de la tarde ya comenzara a oscurecer. La joven no era
partidaria del invierno.
—No puedo salir a pasear con este
tiempo— una voz femenina apareció por la puerta, dejando ver a Hwayoung
sacudiendo su paraguas —¿qué tal estás? Hoy es el gran día— desde el momento en
que la mayor decidió pagar la operación de la joven Jinmyung, las tardes de
entre semana se habían vuelto más alegres. La morena iba a visitarla siempre
que podía, colándole unos dulces por debajo de las sábanas de su cama para que
la doctora Park no se enterara de ello.
—Estoy muy asustada—.
—¿Por qué? Vamos, todo va a salir bien— la recién llegada se sentó al borde de la cama y acarició los mechones de la menor, peinándolos. Habían crecido bastante en muy poco tiempo.
—Pero, ¿y si no despierto?—.
—Vas a despertar.
—¿Y si mi cuerpo no acepta ser operado y deja de responder?—.
—No dejará de responder, estoy segura que todo irá fenomenal. Recuerda que te operará Shin… la doctora Park—.
—Pero…—.
—Vamos, anímate, ¿sino quién cuidará del tierno BingBing?—.
—¿Tú?—.
—¿Yo?— Hwayoung se puso a reír —pobre animal, si de mí dependiera haría tiempo que estaría en un lugar mejor—.
—¿Por qué? Vamos, todo va a salir bien— la recién llegada se sentó al borde de la cama y acarició los mechones de la menor, peinándolos. Habían crecido bastante en muy poco tiempo.
—Pero, ¿y si no despierto?—.
—Vas a despertar.
—¿Y si mi cuerpo no acepta ser operado y deja de responder?—.
—No dejará de responder, estoy segura que todo irá fenomenal. Recuerda que te operará Shin… la doctora Park—.
—Pero…—.
—Vamos, anímate, ¿sino quién cuidará del tierno BingBing?—.
—¿Tú?—.
—¿Yo?— Hwayoung se puso a reír —pobre animal, si de mí dependiera haría tiempo que estaría en un lugar mejor—.
Con cuidado la mayor sacó el plástico
que envolvía la caja de dulces de chocolate espolvoreados con azúcares de
distintos colores y se comió uno, limpiando sus labios con la yema del dedo
índice.
—Me recuerdas a mi hermana— Jinmyung no
podía comer nada antes de la operación y su estómago no dejaba de rugir, se
estaba muriendo de envidia.
—¿A Hyoyoung?—.
—Sí, ella era como tú. Muy alegre, tan diferente a mi… tan hermosa— suspiró, esbozando una sonrisa en sus labios —e igual de torpe que tu—.
—¿Estás segura de que no exageras?—.
—No lo hace— una tercera voz se sumó a la conversación, era Shinhye —creo que su hermana era más torpe que tu—.
—¿Y usted como lo sabe?— la recién llegada había estado escuchándolas tras la puerta, dejándose llevar por el rumbo de la conversación al entrar. Nadie en el hospital sabía de su gusto por las mujeres, de hecho, después de la muerte de Hyoyoung pidió que al cambiar de especialidad pudiera también cambiar de hospital. No se atrevía a operar a los pacientes en el mismo quirófano donde su pareja murió, simplemente el sentimiento de frustración la superaba hasta el punto de ponerse a llorar. No era una mujer tan fuerte como aparentaba ser en realidad —¿doctora Park?— la voz de la menor la trajo de vuelta al mundo real —se ha quedado en trance—.
—Lo siento, ¿qué decías?—.
—Quería saber por qué usted conocía a la hermana de Hwayoung— la doctora volvió a quedarse en silencio, ¿se lo podía decir? ¿Jinmyung era de fiar, verdad? Sí, sí lo era.
—Te lo diré cuando despiertes—.
—Pero…—.
—Pero nada, vine por qué es la hora—.
—¿Ya?— preguntó incrédula Jinmyung.
—Todo irá bien, confía en la doctora Park— comentó Hwayoung, dándole un fuerte abrazo a la rubia que temblaba sobre la cama —te veré cuando despiertes—.
—Espérame—.
—Lo haré—.
—¿A Hyoyoung?—.
—Sí, ella era como tú. Muy alegre, tan diferente a mi… tan hermosa— suspiró, esbozando una sonrisa en sus labios —e igual de torpe que tu—.
—¿Estás segura de que no exageras?—.
—No lo hace— una tercera voz se sumó a la conversación, era Shinhye —creo que su hermana era más torpe que tu—.
—¿Y usted como lo sabe?— la recién llegada había estado escuchándolas tras la puerta, dejándose llevar por el rumbo de la conversación al entrar. Nadie en el hospital sabía de su gusto por las mujeres, de hecho, después de la muerte de Hyoyoung pidió que al cambiar de especialidad pudiera también cambiar de hospital. No se atrevía a operar a los pacientes en el mismo quirófano donde su pareja murió, simplemente el sentimiento de frustración la superaba hasta el punto de ponerse a llorar. No era una mujer tan fuerte como aparentaba ser en realidad —¿doctora Park?— la voz de la menor la trajo de vuelta al mundo real —se ha quedado en trance—.
—Lo siento, ¿qué decías?—.
—Quería saber por qué usted conocía a la hermana de Hwayoung— la doctora volvió a quedarse en silencio, ¿se lo podía decir? ¿Jinmyung era de fiar, verdad? Sí, sí lo era.
—Te lo diré cuando despiertes—.
—Pero…—.
—Pero nada, vine por qué es la hora—.
—¿Ya?— preguntó incrédula Jinmyung.
—Todo irá bien, confía en la doctora Park— comentó Hwayoung, dándole un fuerte abrazo a la rubia que temblaba sobre la cama —te veré cuando despiertes—.
—Espérame—.
—Lo haré—.
El miedo se apoderó del pequeño cuerpo
de la enfermera, haciéndole sentir mucho frío al entrar en el quirófano. La dichosa
bata que llevaba no ayudaba en nada a que dejara de temblar. Su corta vida
comenzó a correr por delante de sus ojos: sus padres, su primer diez en un
examen, el hurón que encontró perdido entre unos matorrales, sus tantos
intentos frustrados de sacarse el carné de conducir, sus primeras galletas
comestibles, sus tardes libres en el parque donde solía dejar volar su
imaginación y dibujar cualquier tontería en su bloc de notas, su primer amor,
su primer cigarro,… Se puso a llorar antes de que la anestesia la ganara,
sintiendo que sus ojos se cerraban llenos de escozor por las lágrimas. Su
corazón latía muy rápido, podía notar las palpitaciones en su cuello, en sus
muñecas, en su cabeza. Toda ella era un manojo de nervios y ansiedad; sentía
que seguía despierta, y podía verse a sí misma tumbada en una camilla de
quirófano. Levantó la mano, alguien la agarró, acariciándola. ¿Quién era? ¿La
doctora Park, algún asistente, Hwayoung?
—Vamos a empezar— escuchó la voz de la
doctora y una puerta cerrarse en la lejanía, creando un eco metálico que se
perdía en sus oídos. Parecía que el ruido fuera a fundirse con la pared de sus
tímpanos, era algo que nunca terminaba de desaparecer. Un molesto pitido.
—La anestesia ya ha hecho efecto—.
—La anestesia ya ha hecho efecto—.
¿Cómo podía parar aquella agonía? Estaba
flotando pero a la vez sentía que poco a poco iba cayendo a un abismo que no
tenía fin, un abismo lleno de oscuridad. No había ninguna luz al final de
aquella caída infinita que la guiara, pero sí una que se alejaba cada vez más
de su espalda, a una velocidad tan vertiginosa como nauseabunda. Un olor
extraño la mareó, obligándola a cerrar los ojos para evitar así buscar el
causante de aquél desagradable hedor, cada vez más insoportable.
—Bisturí— escuchaba voces, algunas
desconocidas, otras distorsionadas como si hablaran a través de un monitor.
Monitor… el pitido de sus latidos se
mezclaba con el molesto ruido en sus oídos, la puerta metálica nunca llegaba a
cerrarse del todo, siempre estaba abierta, como si fuera una señal de que debía
escapar de aquél infierno. Jinmyung entró en ese hospital para ayudar a las
personas, no para que la ayudaran a ella. No, no quería seguir allí, tenía que
irse, necesitaba irse.
—Doctora, su presión arterial ha
empezado a bajar— alguien parecía nervioso, era la voz de una mujer que no
lograba identificar. No solía relacionarse con las asistentes de los
quirófanos, ella era más de llamar a pacientes y asistirles en lo que los
doctores les dijeran. Era “la chica de los recados” del hospital, pero le
gustaba ser de ayuda, ella solo quería eso, ayudar, conseguir dinero para que sus
padres pudieran vivir mejor y sentir que la presión de saber si estaban siendo
bien o mal cuidados desaparecía —sigue bajando— quería mover las manos, alzarlas,
buscar contacto humano para sentir que el abismo por el cual caía dejaba de
existir, ¿o acaso estaba cayendo en la nada infinita? Eso la asustó más.
No escuchaba la voz de la doctora Park,
¿dónde estaba, no era ella quién la estaba operando? No podía ser, ¡la habían
engañado! ¡Pero si antes la había escuchado entrar! Un peso enorme se acomodó sobre
ella, le impedía moverse o gritar, pero sobretodo le impedía respirar. El mareo
de antes regresó, aunque ahora ya no era a causa del extraño hedor, era porque
sentía que algo quería que dejara de vivir. ¿Ya está? ¿Aquí se acababa todo?
—Succión— el ruido metálico de la puerta
se mezcló con el sorbo del tubo de plástico, quizás estaba perdiendo mucha
sangre —ve con cuidado— sintió una punzada en su pecho, agónica y dolorosa,
pero de repente todo acabó, llegó una calma extraña, regresó la calidez que
tanto había añorado. ¿Cuánto tiempo llevaba cayendo, por qué no tocaba el
suelo? ¿Dónde estaba la luz que la despertaría? Quería encontrarse con la
doctora Park, agradecerle que hubiera cuidado de ella todo este tiempo; quería
que Hwayoung volviera a abrazarla y así poder comer de nuevo esos dulces
escondidos bajo las sábanas; incluso quería reencontrarse con el pesado del
doctor Kim, ese molesto hombre que siempre le robaba lo que bebiera, fuera lo
que fuera. Nunca se atrevió a gastarle la broma de ponerle laxante en la
bebida, quería hacerlo al despertar.
—¿Qué hay de la temperatura corporal?—
aquella era la voz de la doctora Park, estaba segura.
—Correcta.
—¿Y su presión arterial?—.
—Ha vuelto a la normalidad, pero su frecuencia cardíaca no es…—.
—Lo estoy viendo, asegúrate de hacerle una angiografía al terminar— Shinhye chasqueó la lengua bajo la mascarilla de color azul, algo no acababa de ir bien y eso la estaba poniendo nerviosa y de muy mal humor. Sus manos comenzaron a temblar, tuvo que separar el bisturí del pecho abierto de Jinmyung donde había quitado tan solo la mitad del coágulo, el muy maldito estaba tan enganchado a la pared de la arteria coronaria izquierda que la doctora Park comenzó a sentir que no iba a poder con aquello, su mente no estaba concentrada totalmente en la operación.
—¿Se encuentra bien?—.
—Sí— mintió, acercando de nuevo el bisturí hacia el coágulo —pon un poco más de luz, por favor— pero algo no fue bien, de repente un chorro de sangre salpicó contra la cara de la doctora Park y la presión bajó en picado, provocando que las máquinas comenzaran a pitar como locas —no dejes de succionar—.
—Correcta.
—¿Y su presión arterial?—.
—Ha vuelto a la normalidad, pero su frecuencia cardíaca no es…—.
—Lo estoy viendo, asegúrate de hacerle una angiografía al terminar— Shinhye chasqueó la lengua bajo la mascarilla de color azul, algo no acababa de ir bien y eso la estaba poniendo nerviosa y de muy mal humor. Sus manos comenzaron a temblar, tuvo que separar el bisturí del pecho abierto de Jinmyung donde había quitado tan solo la mitad del coágulo, el muy maldito estaba tan enganchado a la pared de la arteria coronaria izquierda que la doctora Park comenzó a sentir que no iba a poder con aquello, su mente no estaba concentrada totalmente en la operación.
—¿Se encuentra bien?—.
—Sí— mintió, acercando de nuevo el bisturí hacia el coágulo —pon un poco más de luz, por favor— pero algo no fue bien, de repente un chorro de sangre salpicó contra la cara de la doctora Park y la presión bajó en picado, provocando que las máquinas comenzaran a pitar como locas —no dejes de succionar—.
• • •
Estar esperando en una de las incómodas
sillas del hospital solo provocaba en ella una angustia muy molesta en la boca
de su estómago, así que decidió pasarse por la cafetería del hospital y subir
las escaleras hasta llegar a la azotea, esperando bajo la nieve. Al menos ya no
hacía falta abrir el paraguas, los copos se derretían antes de llegar al suelo.
Había varia gente en el lugar, no sabía si ellos también esperaban algo o si simplemente
estaban disfrutando de su tiempo libre, fuese lo que fuese Hwayoung se
agradeció a si misma subir hasta lo alto del edificio, pudiendo disfrutar así de
un Seúl nevado como pocas veces lo había visto.
Su delicada salud le hacía viajar hasta
lugares más cálidos, siempre le habían dicho que el frío podía perjudicarle la
circulación de la sangre en ciertas zonas del cuerpo, y a veces cuando se
olvidaba de la chaqueta ya temblaba de miedo pensando que le ocurriría algo
malo.
El vaso de cartón humeaba entre sus
manos, provocando que su piel se erizara. Le encantaba esa sensación, sentir
que a través de sus manos calientes la temperatura en su cuerpo se mantenía
estable. Dio un pequeño sorbo notando aún la sacarina mal mezclada con el café
con leche, debería haber dado un par de vueltas más con el palito de plástico
antes de tirarlo a la basura. Se preguntaba cómo estarían yendo las cosas unos
pisos más abajo, en el quirófano número 9. Una corriente de aire movió sus
cabellos, dejando su cuello al descubierto. Con cuidado dejó el vaso de café en
el suelo y agarró del interior de su bolso un pañuelo de color azul,
cubriéndose el cuello con este. Al agarrar de nuevo el vaso y volver a beber,
se sintió más tranquila.
Le habían dicho que la avisarían cuando
la operación terminase, ¿cuánto rato llevaba esperando? Arregló el pañuelo de
su cuello y buscó el teléfono móvil en el bolsillo de su chaqueta negra, la
cual no se había quitado desde que había entrado a ver a Jinmyung. Habían
pasado un par de horas desde que se despidió de ella, no debía faltar
demasiado. Al terminar el café bajaría hasta la sala de espera y volvería a
sentarse en una de aquellas incómodas sillas, pero cuál fue su sorpresa al ver
que, cuando llegó al lugar indicado, la puerta que daba acceso al pasillo de
los quirófanos estaba entreabierta. La curiosidad pudo con ella, y cuando se
percató de que nadie la estaba mirando, se coló, caminando por aquella ala del
hospital.
Las puertas de los quirófanos estaban
una al lado de la otra, 6, 7, 8… cuando encontró la número 9 escuchó un grito
proveniente de ese mismo quirófano. Probablemente si abría la puerta estaría en
problemas, pero antes de poder pensar en lo que estaba haciendo su mano ya la
había empujado, encontrándose con Shinhye arrodillada en el suelo, llorando y sosteniendo
una de las manos inertes de Jinmyung.
—¿Shin…?— se atrevió a preguntar,
llevándose gritos por parte del personal que le repetían una y otra vez que
allí no podía estar —¡Shinhye dime qué ha pasado!— la doctora Park simplemente
giró la cabeza mirando a Hwayoung, mostrando su rostro y ropa manchados de
sangre. En ese momento, justo en ese preciso instante, la menor se olvidó de
cómo respirar.
Estos últimos tres capítulos han sido demasiado para mi sensible corazón, demasiada intensa la historia; por eso es tan tan tan buena 💕
ResponderEliminarCuando lees el capítulo cuatro que es tan tenso y luego pasas al cinco y todo es tan relajado y bonito puedes intuir perfectamente que algo va a ocurrir; y así ha pasado.
Voy a echar realmente de menos a Jimyung, no va a haber ningún personaje más entrañable, lindo y adorable que ella. Quedó realmente interesante el final, con la expectativa de qué es lo que sucederá ahora, tanto en la vida de Shinhye como en la de Hwayoung y la repercusión en la relación entre ambas.
Estoy deseando continuar con esta historia, incluso sabiendo que voy a sufrir muchísimo con ella. Siempre manteniendo la expectación y creando feels Ajumma 💕💕💕
Me alegra que te hayan gustado tanto estos 3 últimos capítulos~ Ya te dije por wa, el 5 lo puse para que la gente se despistara y sufriera más con el 6, si es que soy una cabr*na (?)
EliminarEspérate porque ahora empezará lo bueno de verdad, esto considéralo un prólogo dividido en capítulos (?) Espero que te sigan gustando tanto los próximos capítulos, muchas gracias por comentar <333