miércoles, 21 de septiembre de 2016

Writing's on the Wall | Prólogo


Buenas tardes florecillas de almendro

Another no official comeback is coming! (?) Confieso que tenía este proyecto en mente desde hacía varios meses pero no me atreví a escribir nada al no tener una idea muy clara de lo que quería transmitir; ahora, pero, he decidido que es momento de sacar mi faceta más dramática y regalaros el inicio de este FanFic médico lleno de frustración.

¡Disfrutadlo!

Título: Writing's on the Wall
Parejas: Shinhye x Hwayoung / Otras
Tipo: Yuri
Género: AU | Romance | Drama médico
Advertencias: Lemon, lenguaje grosero, violencia de género, muerte de personajes.
Notas: —
Estado: En proceso

Inicio del FanFic | Capítulo 1

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PRÓLOGO

Perdió la cuenta de cuántos toquecitos con el pie había dado contra el suelo desde que la sentaron en la incómoda silla de madera. Estaba siendo una más del montón, una familiar que esperaba al doctor saliendo del quirófano con buenas noticias. “La operación ha sido un éxito, no se preocupe, esperaremos a que despierte para saber cómo está” tan solo quería escuchar eso y sentir que aquél bloque de acero que tiraba de sus entrañas desaparecía, haciéndole olvidar la angustia que no podía tragarse por mucho que lo intentara. Ella debería estar ahí, debería estar dentro de aquél quirófano operándola, eliminando con esa precisión médica cualquier complicación que pudiera dejar a Hyoyoung al borde del abismo que tan solo ella conocía. ¿Era mucho pedir que la dejaran al menos estar en la sala de observación junto a sus demás compañeros? Estaba sufriendo terriblemente y no podía mostrarlo de ninguna manera, conteniéndose todo lo que podía con la imagen de su novia desmayándose frente a ella.

    —Shinhye— la voz del doctor Park la sacó de sus dilemas —la paciente Ryu Hyoyoung tiene un tumor en el cerebro, está tan incrustado que tememos provocarle heridas irreversibles en sus nervios, tú tienes la palabra, elige qué quieres hacer.
            —Quiero entrar, dejadme entrar—.
            —No puedes—.
            —¡Soy tan doctora como tú! ¿Por qué no puedo?—.
            —Órdenes del director Hong— la mano en su hombro le pareció la cosa más helada del mundo —sabes que no podemos intervenir cuando los sentimientos nos arrastran a no pensar correctamente, se te ve demasiado afligida— el doctor Park era un buen cirujano, uno de los mejores, pero carecía de calidez humana, algo que siempre traía problemas a la hora de explicarle las pocas opciones de las que disponían los familiares de los pacientes que prácticamente estaban sentenciados a morir —su tumor ha ido creciendo y las probabilidades de éxito son muy bajas, tienes que darme una respuesta ya—.
            —Quiero entrar…—.
            —Entrar no es una opción, o la operamos o esperamos a que el tumor la mate—.
            —¡¿Cómo puedes ser tan frío?!— Lo agarró del cuello de su bata, mirándolo con aquellos grandes ojos llenos de lágrimas e impotencia, quería pegarlo y dejarle la cara marcada para siempre, pero sabía que eso no arreglaría nada —operadla, por favor…—.
            —Bien, espera aquí—.

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