domingo, 16 de octubre de 2016

Writing's on the Wall | Capítulo 3


Buenas noches luciérnagas de algodón.

Como adoro mis clases, ¡en serio! Extrañaba el ambiente ajetreado y a la vez vago de mi universidad.
A pesar de estar pasando constantemente apuntes en el PC, estoy feliz, se acerca mi B-day y con él dos eventos que no me quiero perder por nada del mundo~ Cuando llegue el momento de explicar las experiencias vividas en estos, lo publicaré aquí -> Dadle click! Así que de momento podéis ir curioseando el poquito material que hay.

Por otra parte, al fin pude terminar el capítulo 3 de este FanFic y me siento orgullosa (?) Así que sin más preámbulos, ¡disfrutadlo!

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Si quieres leer, dale a...

CAPÍTULO 3

Humedeció la punta de su dedo con saliva y lo pasó por una de las comisuras de la boca del hombre, quitando el resto de pintalabios rojo que había dejado a causa de los tantos besos. Bajo las sábanas no se encontraba nada más que sus cuerpos desnudos, magullados por la intensa sesión de sexo y la rudeza con la que mostraban su deseo por el otro. Adam siempre pensaba con la entrepierna así que para Sohee fue fácil llevárselo a la cama; lo que la muchacha no sabía es que acabaría enamorándose perdidamente de ese parásito, por lo que cuando se dio cuenta ya era demasiado tarde: estaba regalándole carantoñas, jugando con su cabello como si fueran una pareja que se amaba desde hacía mucho tiempo.

   —¿Cuándo dejarás a Hwayoung?—.
            —No lo sé—.
            —¿La quieres? ¿Te gusta esa mujer?—.
            —Eso tampoco lo sé— la morena chasqueó la lengua molesta, apartando la vista, dejando su mano quieta sobre el sudado cabello de su amante —¿tú me quieres?—.
            —No lo sé— respondió con su misma moneda, cerrando los ojos.
            —Venga mujer, no te enfades— el muchacho alzó parte de su cuerpo para mirarla —sabes que mi madre quiere que me case con ella para ganar más dinero pero solo es eso, es un matrimonio arreglado. Hwayoung no me gusta, pero tienes que admitir que está muy buena—.
            —Es decir, no quieres separarte de ella porque es una buena puta en la cama, ¿es eso?—.
            —Correcto, chica lista— apretó más su cuerpo contra el de la morena y mordisqueó uno de sus pezones —el único problema es que se cansa muy rápido, sus padres me contaron que es como si tuviera solo la mitad de su corazón así que apenas se mueve en la cama, tengo que hacerlo todo yo—.
            —Como si es te molestara— Sohee gimoteó tirando del cabello castaño que tenía enredado entre sus dedos —siempre te tiras florecillas sobre tus grandes músculos, ella es tu gimnasio portátil— y se puso a reír como loca, como si hubiera contado el mejor chiste de la historia.

• • •

La muchacha estornudó, agradeciendo la servilleta que una de las camareras corrió a llevarle cuando se tiró parte de la bebida por encima.

   —¿Se ha resfriado?— la mujer negó con la cabeza —¿le gusta este sitio?—.
            —Mucho, es agradable, aunque no me suena de haberlo visto antes—.
            —Es nuevo de hace unos meses, pero el ambiente es genial y los precios no son muy caros, a veces vengo a beber con mis amigos, hacemos competiciones de resistencia sobre quién puede beber más antes de desmayarse—.
            —Eso es peligroso para tu hígado, no deberías hacerlo—.
            —No se preocupe, yo suelo beber solo una cerveza o una copa de lo que sea, el alcohol y yo no somos muy buenos amigos, además, la mayoría de veces me nombran chófer oficial del grupo así que suelo tomarme un refresco y ya— la joven rio acariciando al hurón que descansaba sobre su regazo —créame, es divertido ver a mis compañeros bailando borrachos, algún día se los presentaré.
            —De acuerdo—.
            —¿Me presentaría usted a los suyos?—.
            —Jinmyung, deja de tratarme de usted que me haces sentir muy vieja— su tono quizás había parecido más severo del que realmente quería mostrar, pero Hwayoung se sentía muy joven para estar siendo tratada de esa manera —por otra parte, no tengo amigos—.
            —¿No tiene… amigos? Digo, ¿no tienes amigos? No puedo creerlo, pero si eres muy bonita—.
            —Eso no tiene nada que ver—.
            —Estás bromeando—.
            —Estoy diciendo la verdad, la única amiga que tuve la perdí hace muchos años—.
            —Oh… ¿y cómo se llamaba?—.
            —Hyoyoung—.

• • •

Estaba teniendo un sueño maravilloso, Jangmi había trabajado muy duro durante los últimos días y apenas había podido dormir, por lo que a la mínima que encontró la posición perfecta en su silla se acomodó sobre el escritorio y cerró los ojos. No estaba realmente atenta a lo que su cerebro le plasmaba en forma de sueño, pero podía estar sintiendo esa agradable sensación durante todo el día, o al menos hasta que unos golpecitos aterrizaron sobre su cabeza.

   —Despierta Jangmi, tenemos que hablar—.
            —La escucho— murmuró sin siquiera moverse un poco.
            —El último diagnóstico está equivocado, lo escribiste todo mal—.
            —¿Seguro que no lo ha leído mal usted?—.
            —¡Chan Jangmi!— esta vez el golpe fue más fuerte, dejándole el expediente sobre la mesa cuando la joven se enderezó —¿te has creído que escribir lo que les ocurre a los pacientes es un juego de adivinanzas, eh? ¿Te has parado a pensar lo que un error garrafal como este puede provocar? ¡Hasta un novato lo haría mejor que tú! ¡¿En qué estabas pensando?!—.
            —¡Ay lo siento!— una colleja aterrizó sobre su nuca y la menor cerró los ojos frotándose la zona golpeada —doctora Park, no ganará respuestas si va golpeando a la gente… me equivoqué, lo siento—.
            —Ya me contarás qué es lo que tenías en mente para escribir algo completamente distinto a lo que tenías que escribir— volvió a darle un golpe con el taco de folios, suspirando.
            —¿Quiere dejar de pegarme? ¿Qué pensará Chadol si ve a su madre golpeando a su unnie favorita?—.
            —Deja a Chadol en paz, siempre lo metes en medio de nuestras conversaciones y no me gusta— Shinhye se sentó a su lado, señalándole con un bolígrafo todo lo que estaba mal —no quiero que te enfades conmigo pero eres residente en este hospital desde hace 4 años, no entiendo cómo pudiste cagarla de este modo—.
            —Yo tampoco lo entiendo, ni siquiera me acuerdo de lo que comí ayer como para saber por qué escribí eso hace una semana— la muchacha se alzó de hombros, buscando el archivo en su ordenador para empezar a arreglar los fallos.
            —Corrige esto y saldremos con Chadol—.
            —¿En serio?—.
            —El otro día me estuvo reclamando tu presencia hasta que se fue a dormir, ¿qué le regalaste como para que te quiera tanto?—.
            —Una piruleta enorme—.
            —¿Lavaste sus dientes después?—.
            —Por supuesto, ¿por quién me has tomado?—.
            —Por una irresponsable que parece no saber diferenciar qué es blanco y qué es negro—.
            —Todo en esta vida es gris—.
            —Deja de decir tonterías y espabílate—.

“Pobre criatura, ¿quién se hará cargo de él ahora?” El silencio en la habitación era incluso incómodo, Shinhye no encontraba la posición correcta sobre la silla así que empezó a dar vueltas por el lugar, revisando una vez más los archivos que Jangmi corrigió. Seguía habiendo fallos. “No tiene familiares directos… ¿llamamos a servicios sociales para que vengan a buscarlo?” Tres círculos en rojo mostraban errores numéricos en el diagnóstico sobre el diámetro del tumor encontrado en la aorta del paciente. “Yo lo adoptaré, me esforzaré para que no le falte de nada”. Shinhye caminaba detrás de Jangmi y Chadol, el niño agarraba con fuerza la mano de la muchacha mientras esta se ponía a saltar, haciendo que el pequeño la imitara. La mayor mantenía los brazos cruzados bajo su pecho como si así pudiera cobijar sus heladas manos, vigilando al par de monstruos que tenía en frente; no pudo evitar sonreír cuando ambos le saludaron con aquél pito de voz que tenían. Una por escandalosa, el otro porque todavía le faltaba mucho para crecer.
La castaña suponía que tener a una familia era algo parecido a esto, con una pareja, un hijo o dos y una casa donde la felicidad era lo que se respiraba. Ella fue egoísta, sintió una punzada maternal en su pecho pero después de todo fue egoísta; había adoptado al niño intentando así alejarse de los recuerdos de Hyoyoung, como si con ese ser inocente y perdido pudiera aliviar un poco su dolor.

Ambos habían perdido a quien más querían, así que sus abrazos se volvieron muy importantes para los dos desde el primer momento. “Apenas sabes cuidarte tu sola, no tienes ni idea de la gran responsabilidad que es criar a un hijo”. Su madre se opuso a ello, primero por pensar que la criatura acabaría trastornada como ella, y segundo por el simple hecho de que Shinhye se estaba medicando para evitar que la depresión fuera a más. El niño ignoraba por completo que su nueva madre era alguien inestable y débil en el momento en que la conoció. “No quiero que él también salga homosexual, ¿entiendes? No puedes tener niños, saldrán como tú, eso se pega mucho”. Con aquellas palabras la doctora supo que era momento de cambiar de aires y buscarse un apartamento en el que vivir tranquilamente con Chadol. “Bien, ¡vete! No hace falta que vuelvas”.

Y esa fue la última vez que Shinhye habló con sus padres. Quizás había perdido a dos personas que para ella eran importantes, pero había ganado un trozo enorme de felicidad con aquél niño, y eso era algo que no podía explicarse con palabras.

   —Id con cuidado— pronunció alzando la cabeza intentando así tener más campo de visión —esperad a que el semáforo esté verde—.

• • •

Empezó a dar golpes sobre la mesa sin control, riendo a carcajada limpia como hacía años que no reía. De los zumos de frutas naturales había pasado a las cervezas, y de eso a combinados que ni siquiera sabía lo que llevaban. Hwayoung era pésima aguantando el alcohol, era beber un poco y desmadrarse, pero Jinmyung consiguió que tomara un poco, y luego un poco más, y otro más, hasta que las lágrimas empezaron a salir de sus ojos como respuesta a los chistes que la menor soltaba.
No quedaba demasiada gente en la terraza, algunos de los camareros ya empezaban a recoger intentando que así los clientes restantes captaran el mensaje, pero parecía que esas dos tenían el trasero enganchado en la silla con pegamento extra-fuerte. Nada, solo pedían más y más, hasta que la menor se levantó de repente, poniéndose las manos a la cabeza al darse cuenta de que no llevaba dinero encima.

   —¡La cartera! ¡¿Qué hacemos ahora?!—.
            —Tranquila, pago yo— como pudo la mujer se levantó, sujetándose al borde de la mesa que acabó cediendo, haciendo que de nuevo acabara contra el suelo —¡aish!—.
            —¡Levanta, tú puedes!— Un par de camareros ayudaron a que se enderezara y Jinmyung agarró la cartera de su bolso —oh dios mío, es una tarjeta dorada, ¡eres rica!—.
            —Shh, no tiene por qué saberlo todo el mundo—.
            —¿Entonces admites que lo eres?—.

Hwayoung no respondió, su sonrisa poco a poco fue borrándose y sintió que sus piernas flaqueaban como dos flanes. ¿Cómo demonios la habían encontrado? Sohee y Adam estaban frente a ella, pero mientras que la mujer se quedó quieta en su sitio, el mayor avanzó con rapidez gracias a sus largas piernas, tomando a la morena por las muñecas. Los gritos salieron tan profundamente de su garganta que pensaba que iba a quedarse sin voz, Hwayoung fue alzada con una facilidad incluso aterradora. Jinmyung no sabía qué hacer, los camareros sintieron un miedo escalofriante pasar por el largo de su espina dorsal, los otros clientes se pusieron de acuerdo para pagar rápido e irse del local.

El ambiente acababa de tensarse como una cuerda alrededor del cuello de alguien, lista para ahorcarlo.

Después de aquello Jinmyung quedó con el dueño del local para pagar todo lo que habían consumido cuando abriera el negocio por la mañana; seguidamente se fue a casa queriendo levantarse temprano para estudiar, aunque para su mala suerte sabía que no iba a encontrar el sueño habiendo presenciado una escena como aquella. El misterioso hombre la miró como si tuviera la lepra, como si fuera una cosa asquerosa salida de las profundidades de una alcantarilla. ¿Quién era él y por qué trató a su amiga de ese modo, debería comentárselo a la doctora Park? Bueno, había conseguido su número de teléfono, quizás si la llamaba…

Nada, no contestó.

La joven se puso a dar vueltas entre las sábanas de su pequeña cama, sintiendo sus pies congelados. El efecto del alcohol comenzaba a desaparecer, y con ello su cabeza dolía más y más; no se acordaba de cuándo fue la última vez que tomó tales cantidades de alcohol, pero tenía que admitir que se lo pasó bien. La rubia sabía que Hwayoung era una mujer divertida si se tenía paciencia y esperaba a que se abriera frente a ella, pero cuando pensaba que iba a poder indagar más sobre su hermosa persona, apareció aquél monstruo con cara de occidental y se la llevó cual saco de patatas.
Para terminar de arreglarlo, los dolores menstruales comenzaron a aparecer cuando el alcohol ya no le ayudaba ni siquiera a mantenerse caliente bajo las mantas de su cama, así que prácticamente no pudo dormir. Le esperaba otro día con ojeras en el trabajo.

• • •

Bajo la camisa se podían notar los músculos en tensión, el brazo perfectamente perfilado como si fuera una escultura descargaba toda su furia contra el cuerpo magullado de la mujer que gritaba hecha un ovillo en el suelo, moviendo las manos al aire intentando proteger varias partes a la vez. El resultado era todo lo contrario, por desgracia tan solo conseguía enfurecer más al hombre, por lo que cuando recibió un puñetazo en el costado derecho de su cara, dejó de moverse, simplemente dedicándose a temblar. Hwayoung no podía hacer nada más que eso, sentirse estúpida e inútil, menos importante que una piedra, porque al menos esta si la tirabas con fuerza podía doler, pero ella no servía ni siquiera para matar a una mosca.

   —¡¿Quién era ella?!— El muchacho reclamaba con cada golpe, gritando cuando la mayor parte de su cuerpo bajaba, sintiendo su respiración sufocada por los repentinos movimientos —¡¿es que no hay nadie en esta puta familia que valga la pena o esté sano de mente?!— sus gritos se escuchaban desde el pasillo, pero nadie se atrevía a entrar. Los criados y otras personas del servicio de la casa simplemente pasaban por delante de la puerta, centrándose en hacer lo suyo.
            —¡N-Nadie! ¡Por favor para, Adam para!— pocas veces gritaba, sabía que no servía de mucho así que se limitaba a callar y gimotear —¡Adam lo siento, lo siento de verdad!— pero sentía que si no hacía nada por hacerle entender al moreno que realmente se arrepentía, esa sería su última noche.
            —Adam— una voz aterciopelada interrumpió los gritos de ambos, tomando el brazo derecho del hombre —creo que ha entendido quién manda, para de una vez— la mirada oscura y penetrante de So Hee cautivó los sentidos del contrario, haciendo que poco a poco recuperara el aliento y la cordura —si la sigues golpeando te vas a meter en problemas—.

La serenidad de sus palabras fue cortada por un brusco beso del moreno, haciendo que Hwa Young se sintiera todavía más miserable.

Ambos abandonaron la habitación cuando se percataron de que la muchacha todavía respiraba lo suficiente como para valerse por sí misma. La morena comenzó a llorar, sollozando en silencio con una de sus manos acariciando su costado, le dolía tanto que apenas podía inhalar sin sentir escozor. Las lágrimas cayeron por los costados de su magullado rostro, perdiéndose entre las oscuras raíces de su cabello ondulado. La joven no podía pensar otra cosa que no fuera el motivo de su existencia, ¿qué tenía que hacer ella en ese mundo en que todos la maltrataban? Incluso apretar los puños como muestra de su impotencia le dolía.

Como pudo se levantó, arrastrando sus pies descalzos por la moqueta ligeramente manchada de sangre; cayó un par de veces, no podía ni con su alma, sentía que ésta cada vez pesaba más, y que habría un momento en que su peso le impediría volver a levantarse. Hwa Young se imaginaba su muerte como la cosa más triste del mundo, algo que ni siquiera era motivo para que saliera en los periódicos. Sintió una desagradable ola de saliva caliente corriendo por su boca y la escupió contra el lavabo, perdiéndose entre los hilillos de sangre y algo más que goteaban de su boca con una lentitud que parecía no poder interrumpirse.

Suspiró agarrándose al borde del lavabo, alzando poco a poco la cabeza hasta verse reflejada en el espejo. ¿Por qué los criados lo limpiaban tan bien? El dolor que veía plasmado era tan detallado que quiso llorar de nuevo.

La única solución que encontró a su dolor fue lavarse un poco, tomar entre sus manos el rosario que siempre colgaba de su cuello y ponerse a rezar mientras se tomaba la medicación para su esquizofrenia. Solo le hacía falta dormir, sí, eso era, dormir hasta que su cuerpo dijera basta y olvidarse de todo lo vivido.
Ella no podía tener amigas, no quería sacrificar su vida por pasárselo bien con alguien. Ese café de las cinco podía costarle otra costilla, y no estaba dispuesta a sentir de nuevo como los pulmones se volvían tan traicioneros como para sufrir la misma sensación de mil agujas clavándose en su costado derecho.

La noche pasó lenta, el ambiente era pesado, se sentía sufocada. Taparse con las sábanas era pasar calor, destaparse era pasar frío. Tragó saliva con la mirada perdida entre la oscuridad de la habitación, imaginándose su reflejo en el espejo instalado en el techo por capricho de su prometido. Su vida era un desastre.

Un jodido y completo desastre.

4 comentarios:

  1. Si el capítulo tres ya es así de intenso, ¿qué puedo esperar del resto de la historia? Veo una gran trama *-*

    Hwayoung de verdad me da ganas de abrazarla y protegerla, no se merece eso. Por otra parte Adam me parece el tipo más caradura del universo, ohalá lo mates o le acabe pasando algo malo.

    De verdad está muy interesante el fic, se siente como si fuese un dorama de verdad; sería genial ver algo así representado en algún momento. Esperaré ansiosa la continuación, porque es demasiado adictivo; MUCHOS FEELS.

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    1. Hwayoung es el cachorrito que a todos nos gustaría tener ;////; la pobre Eva, la que siempre sufre las consecuencias de los demás y carga con toda la culpa. Aunque en la Biblia Adam era más idiota (?)

      ¡Ya me gustaría a mi que esto fuera un dorama y hubiera feels lésbicos! xDDDDDDDD

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  2. Es que ese tío es para matarlo... Pero no fácilmente. Primero torturarlo de la peor manera, que sufra...

    Espero que cambien pronto la situación de la pobre, si no lo va a pasar muy mal. Muy buenos los dos últimos capítulos, han sido bastantes intensos. Además, me gusta eso de que te meta de pleno en la historia por lo bien descrito que está. ^^

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    1. Debemos agradeceer a Sohee que evitó que Adam la pegara más (?)

      Gracias por leer y comentar, te lo agradezco mucho <333 Y espera sentada para los próximos capis que se viene el drama puro (?)

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